miércoles, 7 de diciembre de 2011

Fe




La fe no puede, el júbilo es lo que mueve a las montañas, este verso del poeta Marco Antonio Montes de Oca, de su poema “Bajo la tórrida ceremonia sin eclipse”, nunca fue mejor ejemplificado como hoy. Una horda de fieles católicos y otros no tanto se agolparon en el centro de esta ciudad (entiéndase "esta ciudad" como Aguascalientes en lo particular, y el nombre de cualquier otra ciudad, pueblo o comunidad de la Republica Mexicana en lo general.), el motivo de esta locura comunal fue la visita de las Reliquias del Beato Juan Pablo II.

Al final de cuentas se trataba solo de una estatua de cera de Karol Wojtyla atiborrado con ropa, joyas y creo hasta una gota de sangre del "Papa Viajero", pero igual eso no importa, el júbilo de los hidrocálidos movió la montaña. Yo no logro entenderlo, calculo mínimo 3 horas de estar formado en una larguísima e disfuncional fila, no sé si la falta de logística era con toda la intención de provocar cansancio en los Romanos para así expiar sus penas antes de lograr ver los santos objetos por unos segundos.

Ancianos, enfermos, niños, trabajadores, profesionistas, amas de casa, pintores, sacerdotes y por qué no, probablemente rateros, asesinos, zetas y matazetas; todos queriendo ver. Por supuesto que los párrocos, señoronas ricachonas y monaguillos de todas las generaciones tenían pase VIP, probablemente no necesitaban expiar ya sus pecados, siempre los de la "empresa" tienen sus respectivas prebendas. Los vendedores de oportunidad tenían lo último en artículos religiosos: poster, fotos, plumas y cualquier artificio vendible. Agentes armados hasta los dientes custodiaban celosamente cualquier entrada que pudiera ser corrompida, el tráfico bloqueado, gente metiéndose en la fila. Una larga fila de bemoles que francamente me provocaron un poco de nausea.

Al final de cuentas se trataba solo de una estatua de cera de Karol Wojtyla, yo no logro entenderlo, pero así es la fe, la fe no se entiende se vive, se camina, se sufro, se llora. Admiro a toda esa gente que puede resumir cientos de sentimientos, desprenderse de sus problemas, aliviar todos sus dolores, rezar por todos sus muertos solo estando cerca de las Reliquias de un gran hombre que tomó a la religión católica como vehículo para esparcir su filosofía de paz, de buena voluntad y de alegría. Un hombre brillante que aun ilumina y que le da una esperanza a todo el mundo, incluyendo a los incrédulos como yo y a la iglesia que de algo necesita vivir.

2 comentarios:

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